Enfrentarse a un trabajo final, ya sea de fin de grado, de fin de máster o de fin de ciclo siempre impone. Es ese último paso en una etapa en el que no quieres fallar. Además, siempre se encuentra rodeado de cierta aura imponente, como si fuese una prueba casi titánica. Pero, lo cierto es que, visto de cerca asusta menos y si eliges bien, puede resultar un proyecto de lo más inspirador, que te ayude a profundizar en tus intereses profesionales. Te servirá para darte cuenta de todo lo que has aprendido, que suele ser más de lo que piensas, y también te ayudará a pulir aquello que no tienes tan claro todavía.
Pero, como todos nos hemos sentido un poco perdidos al encontrarnos con esto de frente, vamos a presentarte la guía que nos hubiese gustado tener para afrontar nuestros trabajos finales. Esperamos que te sirva para llevarlo mejor posible y no verlo como el villano final que tienes que quitarte de en medio para pasarte el juego.
Cómo hacer un (gran) TFG de marketing: índice
Elección del tema
Parece un paso básico, pero lo cierto es que en esencia podríamos catalogarlo como el más importante. El tema que escojas para tu trabajo te acompañará durante meses y será algo a lo que tengas que dedicar tiempo y esfuerzo. Es por esto que elegir una idea que te inspire, te atraiga y te cause interés será una de las claves para terminar realizando el mejor trabajo posible.
Pero tampoco te alarmes, siempre existe la posibilidad de cambiar de enfoque o incluso de proyecto por completo si lo ves necesario. Aún así, el dedicarle tiempo a pensar sobre qué quieres escribir, te ahorrará futuros quebraderos de cabeza.
Lo bueno de un área como es el marketing es la cantidad de posibilidades que te ofrece. Puedes optar por realizar un trabajo más práctico (crear un plan de marketing, por ejemplo) o inclinarte hacia cuestiones más teóricas o analíticas (analizar la trayectoria de una marca o la construcción de un artista desde el marketing, etc). Las posibilidades son casi infinitas y serás tú quién determine la opción final, lo cual siempre es un punto a favor. A diferencia de otros trabajos, en este tú pones las reglas y tú decides sobre qué quieres hablar y cómo, siguiendo los consejos de tu tutor o tutora, por supuesto… pero ya me entiendes.
(Y elección del tutor)
Sí, este es otro punto relevante que no debe ser eclipsado. Y, es que, al igual que con el tema, el tutor o tutora que solicites, estará a tu lado todo el proceso. Por lo que no solo será importante escoger a un profesor que te haya inspirado o que te guste, sino que tenga conocimientos o consideres que vaya a poder guiarte bien. Es decir, si vas a rediseñar el packaging de un producto, aunque la profesora de comunicación radiofónica sea tu favorita, quizás no sea la mejor opción.
Planificación y tiempos
Si eres un maniático de la organización y la planificación, como una servidora, este punto no hará falta ni que te lo explique. Pero, si por la contra eres una persona más normal y sin ningún tipo de imperiosa atracción vital por crear listas para todo, ahí van algunos consejos.
Identifica el plazo en el que te gustaría realizar el trabajo, a qué convocatoria preferirías ir. Una vez hecho esto, trata de organizar y dimensionar el resto de tareas con las que tengas que cumplir. Seguramente tengas que compaginar el proyecto con otras asignaturas, trabajos, exámenes o prácticas, por lo que establecer un calendario de trabajo te resultará muy útil. No es necesario que te impongas una penitencia si no cumples con él, pero mantener cierta rutina de trabajo te ayudará a no encontrarte a un mes de la presentación con los deberes sin hacer. Además, este punto cobrará aún más importancia en caso de que tu trabajo sea práctico y debas desarrollar y ejecutar, por ejemplo, una marca o estrategia de forma real. En ese caso deberás tener un mayor control de los tiempos.
Si quieres asegurarte de cumplir con los tiempos que te has marcado, una buena forma de hacerlo es establecer plazos de entrega con tu tutor. De este modo, además de fijarte fechas para ir completando tareas, esto también te permitirá repartir el trabajo en bloques, lo cual ayuda a estructurarlo desde un inicio. Por otra parte, esto permitirá a tu tutor ir corrigiendo tu trabajo y enviándote las indicaciones pertinentes.
Estructura y desarrollo
A la hora de establecer la estructura, asegúrate de haber concretado bien el tema. Asegúrate de controlar las dimensiones de tu proyecto y establece límites, ya que sino de tanto profundizar o expandirlo, podrías no terminar nunca.
Partiendo de la máxima de que el esqueleto de tu trabajo variará dependiendo del tema y enfoque, hay una serie de elementos comunes que suelen estar presentes en todo proyecto. Comencemos por el principio.
Abstract o resumen
Este pequeño sumario debe condensar en un párrafo o dos la esencia de tu trabajo, de qué trata y cuál es tu propósito. Además, debe redactarse en castellano, inglés y en el idioma cooficial de la comunidad a la que pertenezca la universidad. Por ejemplo, si tu redactas tu TFG en gallego, deberás incluir el propio abstact en ese idioma y otros en castellano y en inglés.
Índices
Sí, suena obvio, pero luego con las prisas igual se te olvida crearlos. En plural, porque además de elaborar un índice con los apartados, es recomendable que hagas otros exclusivos para tablas, imágenes o figuras.
Introducción
Esta es la carta de presentación (versión extendida, si contamos el abstract) de tu proyecto. Habla de tus motivaciones, qué te ha llevado a escoger ese tema, los profesores encargados de corregirlo (el tribunal) suelen agradecerlo y le da más valor a tu trabajo.
Tras eso, contextualiza el punto de partida, la temática y arroja información relevante que ayude a entender las dimensiones de tu objeto de estudio o del foco de tu trabajo.
Hipótesis u objetivos
En el apartado en el que incluyas tus hipótesis deberás reflejar qué quieres probar o demostrar, mientras que en el que definas tus objetivos, deberás explicar qué quieres conseguir. El primer caso se corresponde con proyectos teóricos y analíticos, y el segundo en proyectos prácticos.
Y recuerda, los objetivos y los KPIs son amigos inseparables, no los separes. Cada vez que dejas un objetivo abandonado sin la compañía de su KPI, un patito muere. Si tienes dudas sobre KPIs, en este artículo te explicamos en qué consisten.
Desarrollo
El grueso de tu trabajo, este punto en realidad va a corresponderse con la mayoría de apartados de tu proyecto. En ellos tendrás que ejecutar tu análisis, estudio, tu plan de marketing, etc.
Conclusiones
El broche de oro, la reflexión final en la que vuelcas todo el aprendizaje que te has llevado a la vez que pruebas o desmientes tus hipótesis, o analizas en profundidad la consecución o no de los objetivos mientras planteas cambios, mejoras o destacas lo que se debe mantener.
Redacción
La forma más adecuada para redactar un documento como es un trabajo académico es en plural mayestático o mediante el estilo impersonal. Además de esto, trata de que tu estilo de redacción sea lo más profesional posible, no hace falta que te tragues el diccionario de la RAE, sino de que te expreses de forma clara y formal y, por supuesto, cuida la ortografía.
Sé crítico y reflexivo, citar y mostrar conocimientos derivados de estudios o informes es importante, pero también lo es el utilizar esa información, compararla, combinarla y transformarla en tus propias conclusiones. No olvidemos que este se trata del trabajo en el que demuestras tus conocimientos y habilidades, por lo que debes ir un paso más allá.
Fuentes
Un paso previo a crear es aprender, y reflejar este aprendizaje nos ayudará a justificar nuestro trabajo. Para ello puedes irte hasta los clásicos: Kotler, Bowen, McCarthy, etc. Pero también encontrarás mucha información de interés en expertos más actuales.
Existen multitud de podcast, medios, y creadores de contenido (Itziar Oltra o Locas por el Marketing, por ejemplo), con los que podrás aprender y profundizar en este campo. También puedes recurrir a espacios online como Google Scholar o Dialnet, donde encontrarás multitud de informes, publicaciones y documentos muy útiles. Además, por suerte, estás leyendo esto en un maravilloso medio especializado, que cuenta con numerosos artículos y una escuela de marketing digital que, estamos seguro, te serán de ayuda 😉
Y, una vez has encontrado tus fuentes, no debes olvidarte de citarlas. No copies y cita con cuidado, las universidades suelen contar con programas antiplagio que revisan los trabajos antes de aceptar las solicitudes de defensa, por lo que si detectan cualquier problema te lo comunicarán.
Esperamos que estos consejos sirvan para que tu trabajo final pase de provocarte sudores fríos y terrores nocturnos a ser una motivación para crecer en lo académico y en lo profesional. Y, como última recomendación pero no por ello menos importante: no seas duro contigo mismo. Seguramente llegue un momento en el que los nervios y el estrés se apoderen de ti, desconecta y cuando el bloque se vaya, continúa. Tras esto solo nos queda decirte ¡a por ello marketer!
Imagen: Depositphotos
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